Medio ambiente
El cobre es un elemento presente en la naturaleza tanto en cantidades minúsculas como en ricos yacimientos mineros. Además, es esencial para todas las formas de vida: las plantas, los animales y los seres humanos necesitamos el cobre para tener una buena salud.
El cobre está presente de forma natural en todos los medios
El cobre está presente de forma natural en todas las aguas, sedimentos y suelos. De hecho, si un suelo contiene niveles insuficientes de cobre, no resulta apto para actividades agrícolas intensivas. Los dos principales cultivos de alimentos a nivel mundial, el arroz y el trigo, son muy sensibles a los suelos con bajos niveles de cobre, lo que provoca pérdidas de producción y cosechas de menor calidad.
En Europa, se estima que 18 millones de hectáreas de suelos cultivados (equivalente al 19% de tierra cultivable) tienen una biodisponibilidad deficiente de cobre. Para compensar esto, es una práctica común abonar los suelos con fertilizantes ricos en cobre y con tratamientos de sulfato de cobre.
El cobre es natural, totalmente reciclable y duradero. En condiciones normales de uso, no es persistente, ni bioacumulable, ni tóxico para el medio ambiente. Una exhaustiva evaluación de riesgos, llevada a cabo de forma voluntaria por la industria del cobre (abarcando la producción, el uso y aspectos sobre el final de la vida útil en la cadena de valor del cobre), demuestra que, en general, el marco normativo existente protege el medio ambiente y la salud de los trabajadores de la industria y de la población europea.
El cobre ayuda a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero
El futuro de la energía sostenible en Europa depende de la interdependencia entre la eficiencia energética y las energía renovables. El cobre es un material esencial en la construcción de los sistemas energéticos del futuro. Juega un papel fundamental en los sistemas de energías renovables como la energía solar, eólica, mareomotriz, hidroeléctrica, de biomasa y geotérmica. El cobre es el mejor conductor térmico y eléctrico entre los metales que se emplean en infraestructuras y diseño de productos. Los sistemas que utilizan cobre generan, transmiten y usan la energía de forma más eficiente, lo que permite reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y optimizar los costes del ciclo de vida.